4 dic 2012

Wassily Kandinski (1866-1944)








Tal día como hoxe, un 4 de decembro de 1866 nacía en Moscú Wassily Kandinski.


"O artista é a man que mediante unha e outra tecla, fai vibrar adecuadamente a alma humana"












   "El artista construye misteriosamente la auténtica obra de arte a través de una vía mística. Aislada de él, ella toma vida propia y se constituye en algo individual, una entidad independiente que respira en forma autónoma y posee una existencia material real. No es casual ni un fenómeno sin importancia el que se mantenga inerte en el mundo espiritual, ya que es una entidad dotada de fuerzas activas y creativas. La obra de arte vive y actúa, influye en la constitución de la atmósfera espiritual. Sólo puede considerarse si es buena o mala, desde esta perspectiva interior. Si su forma parece mala o demasiado frágil, se trata de que es mala o frágil para ocasionar vibraciones emocionales puras. Por otro lado, una pintura no es buena por la precisión de sus valores, o porque provea una división científica entre frío y calor, sino porque tiene una vida interior completa. Un buen dibujo es aquel en que nada puede ser modificado en lo más mínimo sin desarticular su vida interior, independientemente de que se encuentre en discrepancia con la anatomía, la botánica, o cualquier otra ciencia. No es cuestión de que el artista entre en contradicción con cierta forma externa (casual, por lo tanto) sino de que necesite o prescinda de esa forma tal y como existe naturalmente. Así deben utilizarse los colores, no porque se encuentren o no en la naturaleza con determinado matiz, sino porque el tono elegido sea propicio o no para el cuadro. En síntesis, el artista no solamente puede, sino que debe usar las formas del modo que sea preciso para sus objetivos. Esta necesidad se funda en el derecho a la libertad absoluta, que sería ilegal sino se fundara a su vez en la necesidad. En el arte, el derecho a esa libertad corresponde al mencionado plano interior moral. Este es, en todos los ámbitos de la vida, (y también en el artístico, por lo tanto), un objetivo puro.  
   El arte es el código que se comunica con el alma de las cosas, que es para ella un pan cotidiano, imposible de obtener de otra manera. Si el arte no cumpliera esta obligación, dejaría un hueco, pues no existe ningún poder que pueda tomar su lugar.
   En los períodos de ideas materialistas y, como consecuencia de ellas, de ateísmo y fines exclusivamente prácticos, que entumecen a un alma abandonada, emerge la postura de que el arte en sí no fue dado a la humanidad con ningún objetivo preciso, sino que es gratuito; que el arte existe sólo por el arte (L’art pour l’art). El lazo existente entre el arte y el alma sobrevive como anestesiado.
   En primer término, el artista debe tratar de modificar la situación, asumiendo su obligación frente al arte y frente a sí mismo, abandonar la postura hegemónica de la situación y subordinarse a designios más altos, teniendo importantes, precisos y sagrados deberes. El debe educarse y sumergirse en su propio espíritu, cuidándolo y alimentándolo de modo tal que su talento externo tenga qué vestir y no sea como el guante extraviado de una mano desconocida, una impostación de mano, vacía y sin significado.
   El artista debe tener qué decir, pues su deber no es dominar la forma sino amoldarla a un contenido. El artista no es un ser con prerrogativas en la vida, no puede existir sin deberes, está sujeto a una labor ardua que a veces le pesa como una cruz. No debe desconocer que todos sus actos, sufrimientos o ideas, construyen la débil, pero también impertérrita y poderosa materia de sus obras, y que por esa razón no es tan libre en la vida como en el arte.
   El artista, confrontado con lo que no lo es, tiene tres deberes:
1)    debe retribuir el talento que le fue dado
2)    sus actos, sentimientos e ideas, como los de los otros hombres, deben constituir la atmósfera espiritual, purificarla
3)    sus actos, sentimientos e ideas deben constituir la materia de sus obras, interviniendo en esa atmósfera espiritual.
   Si el artista es el sacerdote de la belleza, debe perseguirla de acuerdo con el analizado principio de su valor interior. Sólo puede medirse la belleza con la vara de la grandeza y la necesidad interior, que tan útil ha sido hasta ahora.
   Bello es lo que emerge de la necesidad emocional interior. Bello será lo que sea interiormente bello."


Fragmento "De lo espiritual en el arte" capítulo VII La obra de arte y el artista



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...